lunes, 2 de septiembre de 2013

Que es pertenecer a la población José María Caro

Muchos hablan de vivir en población, siendo que no las conocen y solo la ubican por los medios de comunicación masivos que solo hablan de delincuencia y drogadicción,  muchas veces generalizando y creando prejuicios para los demás. En este pequeño artículo quiero contar un poco mi experiencia de nacer, criarme y vivir en una población.





Al buscar por internet "población José María Caro", salen mayormente páginas de noticias sobre violencia, drogadicción, en otras palabras, lo que nos muestra la prensa tradicional son las cosas negativas de vivir en una población, estigmatizandola y creando prejuicios con juicios de valor de carácter policial. Yo como poblador y estudiante de Pedagogía en Historia de la USACH, puedo contar sobre mi experiencias de vivir acá y lo orgulloso y gratificante de ello.

Lo que generalmente me pasa cuando me preguntan donde vivo y le digo "en Lo Espejo", la gente queda con cara de extrañeza porque no les suena ni conocen esa comuna. Pero si les nombro "en La Caro" tienes diferentes expresiones; me quedan mirando con temor, me miran de pies a cabeza y dicen "mentiroso, donde la viste", "¡Enserio!" con una cara de asombro o simplemente dicen "uhh, que brigido ese lado". Yo estoy acostumbrado a esas expresiones, y muchas veces no les discuto su idea porque muchas veces me ha pasado que no les puedo sacar el estigma que tienen de mi población. Pero cuando gente curioso me pregunta ¿Cómo es vivir ahí? Es cuando me explayo hablando de mis vivencias, buenas, malas y mejores que eh tenido viviendo aquí. 
Mapa de Lo Espejo, y la ubicación de la población José María Caro.
Me acuerdo de las tardes de pichanga, donde siempre era el arquero porque no le pegaba ni al quinto bote o cuando jugaba al bate y nos inventábamos las bases con unas piedras, cuando conservamos con los amigos del barrio sobre cuantas vidas tiene un perro o cuando tratábamos de jugar poker pensando que era ilegal y ni siquiera sabíamos las reglas, o cuando nuestro pasaje era de tierra y antes de pavimentarlo dejaron montículos de tierra que semejaban pequeños cerros en los cuales cada uno tenía el suyo y lo saltábamos con las bicicletas. Todas esas vivencias la tuve aquí, en esta misma 'pobla', en esta misma casa en donde estoy escribiendo. Puede sonar muy nostálgico recordar los tiempos de niñez pensando que la pobla de esos años era mis distinta a la que es hoy. Me acuerdo muy bien que en esos años ser llamado 'choro' era porque de verdad lo eras, en el sentido de rudeza y no en el sentido de antisocial. En donde el 'choro' cumplía la labor de defender a su familia, amigos y conocidos. Ahora cualquier niño le llaman de esa manera solo por el hecho de portar un arma y creerse antisocial, a ellos solo los veo como rebeldes sin causa, en donde la causa era la labor que cumplía el 'choro' en ayudar a su población y no el de asustar a los suyos.

Pero siendo realista, no todo esta tan cambiado en la Caro, sigue casi la misma gente trabajadora y con ganas de seguir adelante, humilde y generosa con los suyos. Y se ha  visto en las diversas iniciativas que ha llevado a cabo la comuna, una de ellas sería hablando de mi mismo. Yo fuí a la escuela de música de Lo Espejo, donde en aquellos años estaba situado en el Colegio Hernan Olguin Maibee, en donde muchos compañeros y compañeras de la orquesta siguieron en el camino de la música y algunas de ellas hasta en el extranjero. Otro ejemplo es de este nueva iniciativo hecha por Espejo Comunicaciones donde nos muestra un noticiario local y en linea, donde podemos ver el acontecer de nuestra comuna sin el filtro de los grande medios de comunicación. Y como esas hay muchos más ejemplos que se esconden detrás de ese veló que nos esconde la sociedad, donde no tiene cabida el poblador sino personas que no conocen su realidad, solo hacen estadísticas e hipótesis.


La historia del presente, descripción

Este blog fue diseñado para la mayor comprensión acerca de eventos históricos que sucedieron y suceden en la actualidad, para que no caiga en el olvido nuestras propias vivencias, nuestras propias vidas y poder dejar huella.

"Nuestro tiempo, el tiempo vivido, es desigual y heterogéneo. Igualmente podemos afirmar que somos responsables de nuestros presentes. Somos responsables y tenemos la obligación de aprehenderlo y conocerlo ya que la suerte de las generaciones futuras depende de nosotros. Es la responsabilidad derivada del mismo tiempo que continúa, de la misma humanidad. Una necesidad de entender el presente para ser capaces de crear el futuro. En este sentido, el historiador presentista tiene la suerte de poder intentar construir su futuro y el de las generaciones próximas en relación a una idea: el porvenir no está escrito, sino que tiene que ser construido, aunque ello plantee numerosos problemas." (Diego Iturriaga Barco,La historia presente:Una historia necesaria y problemática.)

A 50 años de la matanza de la Caro, sus pobladores reconstruyen su historia



EL 19 de Noviembre de 1962, en pleno Paro Nacional de la CUT y mientras pobladores de la José María Caro comenzaban a congregarse en la intersección de las calles Buenaventura con Santa Anita, para evitar el paso de vehículos y del tren, militares se hacen presente en el lugar con el propósito de reprimir la manifestación popular. El saldo de aquel “lunes rojo”,                                                  fue de 6 personas asesinadas por las balas de los 
                                              uniformados





EL 19 de Noviembre de 1962, en pleno Paro Nacional de la CUT y mientras pobladores de la José María Caro comenzaban a congregarse en la intersección de las calles Buenaventura con Santa Anita, para evitar el paso de vehículos y del tren, militares se hacen  presente en el lugar con el propósito de reprimir la manifestación popular. El saldo de aquel “lunes rojo”, fue de 6 personas asesinadas por las balas de los uniformados

Lo ocurrido en nuestra población es un hecho que ha marcado a varias generaciones, en especial a las que nos anteceden, pues son ellas las que más recuerdan lo sucedido aquel lunes 19. Y esto tiene un tremendo significado, puesto que este hito marca tanto la historia de La Caro, como nuestra propia memoria social. El 19 de Noviembre de 1962, en pleno Paro Nacional por 24 horas, convocado por la Central Única de Trabajadores CUT, bajo el lema ¡No más alzas y mejores reajustes salariales!, pobladores de la José María Caro comenzaron a congregarse en la intersección de las calles Buenaventura con Santa Anita y en un claro gesto de apoyo al paro, comenzaron a colocar durmientes sobre la línea férrea con el propósito de evitar tanto el paso de vehículos como el del tren. Lo anterior se debe a que, como lo indicaba el diario El Siglo, una de las pocas federaciones de trabajadores que no adhirió al paro convocado por la CUT fue precisamente la de los empleos de Ferrocarriles del Estado.

La población José María Caro, al igual que otros sectores sociales del país, no quiso quedar ajena al movimiento y fue así como los pobladores se reunieron a lo largo de la línea del tren para protestar, armando barricadas con la finalidad de evitar que el tren siguiera su recorrido. Es en este contexto cuando fuerzas militares del Estado llegan al lugar disparando, tirando lacrimógenas y dejando de paso varios muertos y heridos, sin ni siquiera importarles la presencia de niños. La cifra final fue de seis víctimas fatales y cuarenta heridos, de las cuales cinco mueren el mismo día: dos padres de familia; una muchacha de 16 años, que es impactada por las balas dentro de su casa mientras planchaba; un joven de 18 años y otro de 22. El sexto poblador muere al día siguiente. Sus nombres eran: Elsa Ramírez Castro, Ricardo Cubillos Cruz, Juan Barrera Jara, Hipólito Brevis Ravanal, Nemesio Barraza y Jorge Miranda.

“Los carabineros procedieron brutalmente. Persiguieron a hombres, mujeres y niños, por las calles y casas, disparando bombas lacrimógenas y armas de fuego incluso dentro de las modestas y débiles casas”, recuerda un poblador testigo de los hechos. Así precisamente fue la muerte de Elsa Ramírez Castro, una joven de 16 años que ni siquiera participaba de la manifestación, pero terminó siendo asesinada por una bala que atravesó las delgadas paredes de su hogar; esas delgadas paredes que no eran más que cholguán; esas delgadas paredes que con el paso del tiempo se han vuelto de material sólido producto de la autoconstrucción de los pobladores de La Caro.

Hace 50 años fueron pobladores, vecinos comunes y corrientes quienes apoyaron el paro que no tenía mayor propósito que advertir al Gobierno que los trabajadores y el pueblo no seguirían tolerando medidas económicas que afectaran su diario vivir. El Gobierno  hizo oídos sordos a las reivindicaciones que exigían tanto la CUT como otras Federaciones de Trabajadores, y no estableció negociaciones que pudieran detener dicho paro. No era la primera vez que el gobierno de Jorge Alessandri (el cual también fue conocido como “el gobierno de los gerentes“), reprimía las huelgas y protestas de la CUT; poco tiempo antes ya se había encargado de encarcelar al presidente de la Central Única de Trabajadores, Clotario Blest.

A 50 años de la “Matanza de la Caro”, y a 53 años del nacimiento de nuestra población, hoy recordamos a aquellos pobladores que hicieron historia y marcaron con su legado toda una tradición de organización social: pobladores que llevaban habitando este territorio no más de 3 años; que venían de diferentes lugares de Santiago y que decidieron venir a colonizar el extremo sur de la ciudad; pobladores pobres que se echaron sus pocos enseres al hombro y partieron a habitar sus humildes casas, nuestras casas; pobladores que no tenían ni riqueza ni empresas, tampoco negocios ni latifundios, sólo los anhelos de poseer su propia casa, un lugar donde hacer y construir historia. Es en este contexto, es que hoy los carinos más jóvenes, decidimos juntarnos a conmemorar 50 años de este hecho que evidentemente marcó un antes y un después en nuestra población, pero con la convicción de que no debemos simplemente recordar, como una mera evocación melancólica, si no más bien recordar para recuperar las diversas historias de nuestras calles y pasajes. Hoy, además de denunciar una vez más la matanza del Estado en contra de nuestro pueblo, hacemos un llamado a recuperar la iniciativa popular en nuestra población.