EL 19 de Noviembre de 1962, en pleno Paro Nacional de la CUT y mientras pobladores de la José María Caro comenzaban a congregarse en la intersección de las calles Buenaventura con Santa Anita, para evitar el paso de vehículos y del tren, militares se hacen presente en el lugar con el propósito de reprimir la manifestación popular. El saldo de aquel “lunes rojo”, fue de 6 personas asesinadas por las balas de los
uniformados
uniformados
EL 19 de Noviembre de 1962, en
pleno Paro Nacional de la CUT y mientras pobladores de la José María Caro
comenzaban a congregarse en la intersección de las calles Buenaventura con
Santa Anita, para evitar el paso de vehículos y del tren, militares se
hacen presente en el lugar con el
propósito de reprimir la manifestación popular. El saldo de aquel “lunes rojo”,
fue de 6 personas asesinadas por las balas de los uniformados
Lo ocurrido en nuestra población
es un hecho que ha marcado a varias generaciones, en especial a las que nos
anteceden, pues son ellas las que más recuerdan lo sucedido aquel lunes 19. Y
esto tiene un tremendo significado, puesto que este hito marca tanto la
historia de La Caro, como nuestra propia memoria social. El 19 de Noviembre de
1962, en pleno Paro Nacional por 24 horas, convocado por la Central Única de
Trabajadores CUT, bajo el lema ¡No más alzas y mejores reajustes salariales!,
pobladores de la José María Caro comenzaron a congregarse en la intersección de
las calles Buenaventura con Santa Anita y en un claro gesto de apoyo al paro,
comenzaron a colocar durmientes sobre la línea férrea con el propósito de
evitar tanto el paso de vehículos como el del tren. Lo anterior se debe a que,
como lo indicaba el diario El Siglo, una de las pocas federaciones de
trabajadores que no adhirió al paro convocado por la CUT fue precisamente la de
los empleos de Ferrocarriles del Estado.
La población José María Caro, al
igual que otros sectores sociales del país, no quiso quedar ajena al movimiento
y fue así como los pobladores se reunieron a lo largo de la línea del tren para
protestar, armando barricadas con la finalidad de evitar que el tren siguiera
su recorrido. Es en este contexto cuando fuerzas militares del Estado llegan al
lugar disparando, tirando lacrimógenas y dejando de paso varios muertos y
heridos, sin ni siquiera importarles la presencia de niños. La cifra final fue
de seis víctimas fatales y cuarenta heridos, de las cuales cinco mueren el
mismo día: dos padres de familia; una muchacha de 16 años, que es impactada por
las balas dentro de su casa mientras planchaba; un joven de 18 años y otro de
22. El sexto poblador muere al día siguiente. Sus nombres eran: Elsa Ramírez
Castro, Ricardo Cubillos Cruz, Juan Barrera Jara, Hipólito Brevis Ravanal,
Nemesio Barraza y Jorge Miranda.
“Los carabineros procedieron
brutalmente. Persiguieron a hombres, mujeres y niños, por las calles y casas,
disparando bombas lacrimógenas y armas de fuego incluso dentro de las modestas
y débiles casas”, recuerda un poblador testigo de los hechos. Así precisamente
fue la muerte de Elsa Ramírez Castro, una joven de 16 años que ni siquiera
participaba de la manifestación, pero terminó siendo asesinada por una bala que
atravesó las delgadas paredes de su hogar; esas delgadas paredes que no eran
más que cholguán; esas delgadas paredes que con el paso del tiempo se han
vuelto de material sólido producto de la autoconstrucción de los pobladores de
La Caro.
Hace 50 años fueron pobladores,
vecinos comunes y corrientes quienes apoyaron el paro que no tenía mayor
propósito que advertir al Gobierno que los trabajadores y el pueblo no
seguirían tolerando medidas económicas que afectaran su diario vivir. El
Gobierno hizo oídos sordos a las
reivindicaciones que exigían tanto la CUT como otras Federaciones de
Trabajadores, y no estableció negociaciones que pudieran detener dicho paro. No
era la primera vez que el gobierno de Jorge Alessandri (el cual también fue
conocido como “el gobierno de los gerentes“), reprimía las huelgas y protestas
de la CUT; poco tiempo antes ya se había encargado de encarcelar al presidente
de la Central Única de Trabajadores, Clotario Blest.
A 50 años de la “Matanza de la
Caro”, y a 53 años del nacimiento de nuestra población, hoy recordamos a
aquellos pobladores que hicieron historia y marcaron con su legado toda una
tradición de organización social: pobladores que llevaban habitando este territorio
no más de 3 años; que venían de diferentes lugares de Santiago y que decidieron
venir a colonizar el extremo sur de la ciudad; pobladores pobres que se echaron
sus pocos enseres al hombro y partieron a habitar sus humildes casas, nuestras
casas; pobladores que no tenían ni riqueza ni empresas, tampoco negocios ni
latifundios, sólo los anhelos de poseer su propia casa, un lugar donde hacer y
construir historia. Es en este contexto, es que hoy los carinos más jóvenes,
decidimos juntarnos a conmemorar 50 años de este hecho que evidentemente marcó
un antes y un después en nuestra población, pero con la convicción de que no
debemos simplemente recordar, como una mera evocación melancólica, si no más
bien recordar para recuperar las diversas historias de nuestras calles y
pasajes. Hoy, además de denunciar una vez más la matanza del Estado en contra
de nuestro pueblo, hacemos un llamado a recuperar la iniciativa popular en
nuestra población.
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